El domingo, multitudes marcharon por el centro de Minsk coreando "No a la guerra" y la oposición política llamó a la población a protestar por la participación bielorrusa en la invasión rusa de Ucrania. Hoy, los bielorrusos lanzan una campaña de desobediencia pacífica y resistencia.
En las últimas semanas, Rusia envió unos 30.000 soldados a Bielorrusia, que han sido utilizados para atacar a Ucrania.
Bielorrusia está ahora en el punto de mira con las mismas sanciones que golpean a Rusia.
Bielorrusia depende ahora del dinero ruso para mantener el gobierno a flote tras las sanciones impuestas por la UE y Estados Unidos.
A pesar de la insistencia anterior de que las tropas rusas se irían a casa una vez terminadas las maniobras militares, el gobierno dice ahora que se quedarán indefinidamente.
Lukashenko afirmó que Estados Unidos es el "único beneficiario" del actual conflicto, diciendo que su objetivo es "poner a Europa en su sitio y eliminar a los competidores" y negó que Bielorrusia estuviera participando en los combates, y añadió que no se estaban disparando misiles desde el territorio bielorruso, salvo "dos o tres cohetes" que fueron lanzados el 23 de febrero después de que supuestamente se detectaran baterías de misiles ucranianas cerca de la frontera del país. El presidente bielorruso subrayó que el país pediría a Putin la transferencia de armas nucleares a Bielorrusia si dichas armas fueran transferidas por Occidente a Polonia o Lituania.
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